Es obvio que el panorama cultural a nuestro alrededor está sufriendo cambios drásticos. Cambios económicos muy violentos que obligan a tomar las cosas de otra manera, de una forma más responsable, conectada y participativa si cabe. La cultura que se desarrolla en nuestro entorno es la que paralelamente nos va determinando como sociedad, una forma o parámetro que en años venideros será sintomática de nuestras características generacionales.
Ver el vaso medio lleno es una gran virtud y por tanto es de donde podemos sacar lo positivo de la situación. Solar ha demostrado que haciendo hincapié en que no estamos solos, que la cultura no es un laboratorio a puerta cerrada donde conviven artistas, agentes culturales y demás profesionales del medio, sino que la cultura es compartir y colaborar. Servirnos de la ilusión que experimenta una persona cuando se le pide implicación en un proyecto, cuando se desarrolla al lado de su casa y cuando --¿Por qué no?- la temática le toca de lleno, hace que proyectos así no sólo valgan la pena sino que sean totalmente necesarios.
Solar es todo eso, desde el lugar donde ocurren las cosas hasta la financiación para poder desarrollarlas.
Por eso muchas gracias por el Desayuno, por apoyar la iniciativa de Oliver Behrmann de usar cuerpos reales para construir sin artificios unas figuras totalmente conectadas con la ciudadanía, que le servirán a Laura Gherardi de contenedor de sus formas sensibles y que suponen un trampolín a las formas que Acaymo S. Cuesta nos brindará. Muchas gracias por inundarnos con la ilusión de las personas que creen que otro foro de encuentro e intercambio es posible, por compartir una comida y por el honor de poder invitarles.
Fotografía cortesía de Francisco Cuadrado |
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